miércoles, 28 de diciembre de 2022

el tiempo es veloz?

 

































Y se va otro año.
 Como si fuera un río, de a ratos caudaloso, de a ratos expectante.
Le ponemos nombre a una entidad innombrable: segundos, minutos, horas, días...y así, como para intentar aprehender su correr, nada más sin sentido.
El tiempo es y nosotros no podemos viajar en él, solo aferrarnos a los dichos de nuestras y nuestros artistas que nos cuentan secretos que quizás no logramos asir: "el tiempo está después", "el tiempo es veloz" y tantos más.

Que hice hoy?
Que hiciste hoy?
Que se hizo del hoy?

Solemos adornar nuestros años vividos con los eventos que nos marcan, con sus vívidos recuerdos: año 2023, las Abuelas recuperaron la identidad de dos nietos, Argentina ganó el mundial, la gente salió a tomar las calles por millones. Lo que te pasó a vos, a mí, a nosotras y nosotros, así construimos la memoria.
Año tras año vamos ordenando nuestro espacio tridimensional con fugaces miradas sobre el tiempo que repta casi irónicamente entre nuestras señales.

A veces te acordás y a veces te olvidás, así de sabio funciona. Guardamos lo bueno para los días aciagos y nos llevamos tantos secretos muchas veces casi sin darnos cuenta.

Una vez le escuché decir a la gran actriz Norma Aleandro: "lo bueno de los años es que vienen de a uno", frase de una sabiduría que solo dan "los años"

Creo que es oportuno intentar detener el tiempo para poder metabolizar las acciones, las alegrías, las pasiones, las tristezas, los desengaños, la muerte y la vida, para después seguir y seguir, total no tenemos idea de nuestra fecha de vencimiento.

Detener el tiempo (¿?) un pensamiento efímero si los hay, que quizás entre todxs podemos lograr construyendo un refugio para todas y todos.

Nos deseo un momento de reflexión instantánea y un abrazo que dure cinco mil años.

Gustavo Barbosa
fotografía: GBR




 












lunes, 19 de diciembre de 2022

decreto de alegría

 


Tengo grabada a fuego la palabra alegría.
Y más que la palabra en sí misma, el concepto de la alegría.

Entre el carnaval de eventos cotidianos que rige nuestro paso por este mundo y nuestros consecuentes estados interiores, vivimos en una saludable tensión que a veces nos deja un gusto amargo en la boca y otras veces nos transparenta hasta el tan mentado espíritu.

Estos días de festejo mundialero nos regalan imágenes de una claridad meridiana.

Las y los argentinos vivimos, como podemos, varias realidades simultáneas:  

la propia,
la de nuestro entorno directo,
la que nos muestran los medios,
la que nos inducen a creer,
la que nos escatima muchas veces el funcionario de turno,
la del desánimo,
y, quizás la más importante, la del colectivo social que nos da identidad.

Me pregunto: cómo se construyen los cimientos de un reservorio de destellos de la alegría como sustancia para la supervivencia de nuestra sociedad?

No hay decreto, no hay bono que alimente el hambre de felicidad de la gente que la está pasando mal, no lo hay. Un fenómeno popular como el fútbol, irrumpe desde afuera y es metabolizado por todxs para emerger otra vez en forma de sonrisas colmadas de alegría.
Un fenómeno transversal a toda la sociedad, la nuestra, la golpeada, la que se adueña de la calle para gritar su felicidad.

No es solo el fútbol, es mucho más. Es una pulsión de vida, es un posicionamiento político de inmensa implicancia, es lo que somos, unx más unx, de una punta a la otra del país.

Que no nos escriban el libreto de la vida, elijo vernos en la trinchera de la alegría para construir un mejor lugar.

Abrazo grande
Gustavo Barbosa

fotografía: ES Fotografía












jueves, 15 de diciembre de 2022

nos hemos dejado llevar
























Es notable darse cuenta que nos hemos dejado llevar

por los medios
por los miedos
por los otros
por las otras
por el qué dirán
por el algo habrán hecho
por la moral
por el deber ser
por las circunstancias
por lo miserable
por la falta de decisión
por la desidia
por el miedo a perder
por las culpas del amor
por tantas cosas.

Entonces me pregunto:

donde estoy?
donde estás?
donde estamos?

En este diciembre del 2022 ( dosmilveintidos ????, uouuu)
envueltos en la sempiterna crisis, en el medio de un mundial,
un grupo de pibes logra desempolvar la alegría, esa que se quedó por el camino,
ésa que parecía patrimonio de Brasil y que Charly, allá por el 82, nos la intentó devolver,
ésa que tiene que ver con reconocer nos/te/me
ésa que te sobraba de pendeja/o y un día se llenó de un virus que la tiñó de fastidio, acicateado por los personeros de la mediocridad.

Quiero pensar que nos merecemos un buen saque de alegría, como chicos que maduramos a los golpes, lo que en muchos casos es literal y ya no están con nosotros, aunque los llevamos como cicatrices en el corazón.

Dejemos que nos lleve lo que nos queda de resplandor,
que sin duda es nuestro, nos hace bien y nos va a saber cuidar,
a vos, a mí y a los que vienen volando bajito.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Antonio Ojeda