Como un ariete inteligente, el maestro Quino hizo hablar al grafito y a la tinta como pocos.
Nos enseñó a enfrentar el autoritarismo y a las miserias humanas con su mirada tierna, aguda y descarnada a la vez. Él y otros grandes, hicieron del humor gráfico un refugio que nos puso a salvaguarda en los momentos más oscuros y eso los convierte en una especie de pariente contenedor que siempre está.
Las y los dibujantes e ilustradores son un fenómeno muy especial en nuestro país, son el espejo indispensable en los que por momentos es difícil mirarnos pero que si lo logramos, sin duda nos hacen mejores personas.
Vaya este pequeño homenaje desde este lugar de grafito y tinta para este grande que hoy se fue para otros pagos.
Un abrazo maestro Quino
Gustavo Barbosa