viernes, 21 de julio de 2017

(b) esos perfectos


Que cantidad de estímulos se desatan cuando besamos a alguien?

Te dejo libertad de imagen querido lector: beso con padre, madre, tutor o encargado, beso con niño propio o ajeno, beso con abuela, abuelo, tío, tía, madrina...beso desganado, beso por compromiso, beso de intensidad sorprendente, beso de aquellos...con quien quieras y como quieras

Ya está?

Sigamos. Un beso, en su dimensión absoluta, encierra todas las definiciones posibles sobre la vida en este planeta. La sensación del otro, la percepción del otro, la relatividad de los tiempos, la elocuencia del gesto, la cercanía más inefable, todo, todo eso y seguramente mucho más, está al alcance de nuestros besos.

Algunos únicos y maravillosos. Perfectos.

Las acciones sexuales suelen considerar al beso como una instancia de paso a la gran consumación...craso error!
El beso es un idioma de consecuencias inabarcables, de belleza y sabores de contundente consistencia. 

Muchas veces he escrito sobre la impronta corporal en los procesos proyectuales, sobre la percepción mágica de la idea que reverbera en algún lugar de nuestros propios cuerpos...

Como será entonces el momento de ese ansiado beso en el camino de nuestro proceso ideario?

No tengo respuesta alguna, tan solo la firme convicción de la maravilla de ese instante, único, mágico, hermoso. El descubrimiento de ese fragmento en el proceso.
No dejemos de investigar estos alcances, son una bella parte de la vida.

Abrazo y (b) eso
Gustavo Barbosa

para ese/a en el/la que estabas pensando

fotografía: Ransom Rockwood

sábado, 15 de julio de 2017

construcción























Como construimos?
Que es lo que construimos?

Para los que navegamos las aguas del diseño, estas preguntas desatan reacciones tecnicistas, en el mejor de los casos, teñidas de pasión.
Hacer, pensar, hacer, pensar. 
Construir una idea, transitar la ruta lógica o abandonar la nave en la búsqueda de espacios de inquietante ambigüedad. 
Explorar hasta el borde, dondequiera que éste se instale.
Construir el problema.
Construir algo disciplinar. 

No es ésto lo que necesito escribir ( o describir)
Pensaba en la manera en la que nos construimos a nosotros mismos.
A fuerza de pruebas, de errores, de alegrías, de tristezas, de dolor, de marcos, de espejos, de angustias, de amores.
Cada día es otro y somos otros.
Nos transformamos para seguir en un derrotero, a veces, muy difícil de aprehender.

En algunos momentos resonamos en otros y logramos construir enormes universos.
Son momentos de melodías sorprendentes, únicas.
Quizás sean momentos de extrema enseñanza.
Quizás sean momentos de construir nos.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Lucas Zimmermann

sábado, 8 de julio de 2017

paradojas y amores

1981 
Año en el que empezó, de manera oficial, mi periplo en la docencia universitaria.
De la mano de Beba Viviani tuve mi primer grupo de alumnos a cargo.
Un evento de por sí, inolvidable.

Entre el conocimiento y la condición del afecto, entre el devenir y la tradición, entre los acontecimientos y las pasiones, entre aquel hito fundante y los por venir se han desplegado estos renovados encuentros que año tras año, han hilvanado miradas de consistente intensidad sobre la realidad.

Este recorrido, indefectiblemente teñido de paradojas y amores, en ocasiones se revisa a sí mismo cuando los rulos del tiempo instalan puentes de notable contundencia.
Lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos está a nuestro alrededor, solo hay que estar dispuesto.
Un día cualquiera, todo converge en el preciso instante, como la música.

Abrazo
Gustavo Barbosa

para los inolvidables

fotografía: Nursen Bilgin

sábado, 1 de julio de 2017

ajos y cebollas



















Quizás el perfume que se desprende de la cocina de una sabia abuela sea un instante de irrepetible felicidad, de alcances de difícil métrica. Los años nos van separando de algunas imágenes que en realidad permanecen al acecho de un oportuno descuido, para volver a instalarse en nuestro presente.

Que aparato puede medir esos índices de felicidad?

Ninguno, que yo sepa, sólo nuestra piel o nuestra humanidad, que en algunos memorables días, establece momentos de sustanciosa intensidad.

Cuando una idea nos desborda, excede nuestro continente epiteleal y se derrama en el vasto universo del proyecto, algo intenta acontecer. Esa incipiente idea puede tener efectos secundarios devastadores, ya que puede instalar estados de mítico bienestar.

Así funciona el proyecto, sin buscar verdades, atravesando incertidumbres, titubeando, dibujando decires, provocando al fin, si solo de cambiar el mundo se trata.
Transformando, embelleciendo, iluminando. 

Como será proyectar al son de ajos y cebollas?

Gran abrazo 
Gustavo Barbosa

fotografía: Jade B. Ribeiro