miércoles, 29 de mayo de 2019

en cuentros






















Celebrar el encuentro.

Es sorpresivo, es sorprendente, es repentino, es loable.

Los encuentros nos encuentran distraídos? Inexpugnables, taciturnos, descreídos, inmutables, ansiosos, abiertos, deseosos, cerrados, dispuestos, acertivos, pensantes?

Querida/o mortal, los encuentros nos eluden, nos brillan, se ríen de nosotros, nos preparan el lugar, nos hacen la cama, nos bañan, sin pensar, sin hablar, así, insanos.

Cuantos encuentros suceden en la vida?

Uno, tres, cinco mil? No importa, serán los que te marquen la piel con tinta superlativa.
Los encuentros suelen tomar formas inexplicables, son una música, un mortal como vos o como yo, una imagen, una mirada, un abrazo o una sonrisa, se aparecen casi en silencio, fundidos en escenas de habitual recurrencia.

Los encuentros tienen la capacidad de manejar esa hirsuta dimensión a la que llamamos tiempo, esa que nos condiciona la vida entera con eficiencia absoluta, bien pueden ser segundos en los que cruzamos una mirada y provocan años de vivencias virtuales, bien pueden ser tiempos inabarcables, de esos que cuesta tanto cuantificar.

Los encuentros nos abren al otro/otra, implacablemente. Esa es la cuestión.

Destruyen ese concepto tan remanido de parapetarnos en "nuestra zona de confort"...lo pulverizan en fina dispersión.

Quizás algunos de ellos nos hayan pasado por al lado, tan sutiles y discretos, porque no avisan demasiado, por lo que conviene estar alerta, no vaya a ser que haya sido el último y te quedes del lado de los perdedores.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Tim Tadder


gracias Carbo querido por este tema!!

sábado, 25 de mayo de 2019

cuestiones del mirar






































Este blog solo se alimenta de emociones, de sentimientos, como decía Andrés, un estudiante de esos que se te aparecen de la nada y te hacen respirar fuerte.

A fuerza de preguntar (nos) sin claudicar, sin dejar de entrever que la realidad de todos puede no ser, se agudiza el mirar, sin falla alguna, sin prejuicio alguno. Así, un día descubrís que tu universo se vincula con ese otro universo del otro que también busca.
En nuestro mundillo académico, parece ser ésta una cuestión de supervivencia: me pregunto, me perturbo, me corro, me salgo, de lo que ahora decimos "mi zona de confort", un lugar de moribundos precoces.

Ayer, en nuestra Fadu, se doctoró Moira, nuestra adjunta.

Dejo un silencio para que tratemos de dimensionar el esfuerzo realizado. 

Estas maratónicas tareas  conllevan una enorme lucha que navega entre el cansancio, el hartazgo, la alegría, la soledad, la pasión, la duda, la certeza, la inquietud, las ganasdemandartodoalamierda y el ejercicio de vislumbrar la meta, seguramente provisoria.

Fue un día particular, entre gente querida, escuchando su excelente defensa de la tesis, escuchando las preguntas del jurado ( ayy), esperando el dictamen, escuchando su lectura y dejando crecer la emoción que nos alcanzó a todos, frente a ese "Distinguido" y a las palabras de María Ledesma, quien, con contundente elocuencia, dijo "...celebro la aparición de esta tesis".

Fue un día particular ayer. Un día para festejar y recordar.

Felicitaciones Moi, nos llenaste de orgullos de todo tipo!

Abrazo y feliz 25 de Mayo, Argentina!!
Gustavo Barbosa

fotografía: Beth Conklin

domingo, 12 de mayo de 2019

un día (en la vida)






































Como medimos la vida? 

Celebramos cumpleaños y contabilizamos años.
Celebramos aniversarios, efemérides, nacimientos y casi sin saber, sumamos vida.

Nace un niño ( querido Brunito)
Se muere un diputado.
Nos ahogamos en momentos de angustias propias y sociales.
Nos reímos con el cuerpo y con el alma y no pensamos nada más.
Proyectamos ideas, las desarrollamos, las estrujamos, las masticamos y muchas veces, las escupimos.
Enseñamos Monge por enésima vez.
Escuchamos ese viejísimo tema y volvemos a los 15, a los 20, a los que sean.
Escuchamos un tema nuevo y nos volvemos a deslumbrar, que mejor?
Nos abrazamos con ese/a que querés como un sol y se nos sonríe el cuerpo.
Escuchamos esa voz querida y olvidamos la de los que se van ( no te pasa?)
Hablamos, miramos, decimos, peleamos, amamos, callamos.

Cada segundo empezamos una nueva vida, no importa la edad que tengamos.
En Tigre en Australia, donde haga falta.
"Donde vaya la luna...", como decía la canción.

Como medimos la vida?

En las risas queridas. En las que se te aparecen como colibríes. 
En las que te hablan del pasado y en las que te susurran el futuro.

Hay que estar muy atentos, la vida es cuestión de segundos, ojo que algunos...algunos duran años.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Bobby Becker


domingo, 5 de mayo de 2019

cotidianeidad es



























Oh, lo cotidiano!

Aunque la palabra se refiere a lo diario, me permito extender su injerencia.

Lo cotidiano tiene mucho de presente y la pizca justa de pasado y futuro, suele ser un lugar a escala de nuestra humanidad, algo agradable y seguro. Algo que repetimos con ahínco, día tras día, momento tras momento, vida tras vida, así, como replicando pequeños rituales, esos que nos dan identidad.

Nada más extremadamente alejado de las rutinas, lo cotidiano nos hace cómplices del espejo que cada vez nos relata lo hecho y lo por hacer.

Lo cotidiano es abrir la heladera y encontrar la soda en el estante esperado, es despertarte con tu cuerpo pensando en el nuevo día, es sumergirse en la sonrisa del otro/a, es mirar al cielo y buscar la constelación que te guía, es crecer y darse cuenta, es saber que cada momento nos reencuentra con vos y conmigo.
Una vida llena de cotidianeidades es un buen lugar para crecer y engendrar.

Lleva años encontrarse, entenderse y sobre todo quererse, es un ejercicio diario consuetudinario y hermosamente cotidiano.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Antonio E.Ojeda


miércoles, 1 de mayo de 2019

volver






































Esta es una historia de amor y que mejor que contar una historia de amor en un día tan especial como el 1º de Mayo.

Hace treinta y un años, en mayo de 1988, Claudia y Pato me convocaron para reciclar la casa de los abuelos de Claudia en Villa Ballester, de quienes la habían heredado.

Una típica casa de reminiscencias alemanas en un barrio donde han recalado muchos ciudadanos de aquel país.

Ya la encomienda tenía un grado de amorosidad de alto valor, era rescatar y transformar la casa de los abuelos! Nada menos

Fue una buena obra, de acuerdos consistentes, de gremios casi familiares, de dar y recibir y de escuchar las voces y los sentimientos que nos sobrevolaban.

Una de esas obras que se guardan en el lugar de las buenas cosas casi más allá de lo profesional, de esas que se entregan con alegría y con la sensación de haber construido bien, en el sentido más amplio de la palabra.

No volví nunca más, hasta el sábado pasado, cuando fui invitado a cenar con otros amigos y familiares.

Grande fue la emoción de volver a entrar, treinta y un años después!

Recorrer juntos cada espacio, cada detalle, cada rincón fue una experiencia que me conmovió. Reconocer los diálogos de aquellas épocas en las vivencias de todos estos años pasados, en los objetos, en el clima de una casa vivida y querida me instalaron en la emoción.

Las voces de aquellos abuelos, las voces de la familia, las voces de todos nosotros conformaron una conversación de inestimables aristas que me llevo para guardarlas en mis lugares santos.

Reciclar, construir, transformar, respetar, esa es nuestra tarea, la de los que nos dedicamos a intentar un mundo mejor.

Gracias Claudia y Pato! Hicimos juntos un buen trabajo.

Abrazo 
Gustavo Barbosa