lleva tiempo entender algunas cosas
vamos devorando imágenes en nuestro camino por la vida
y, en el mejor de los casos, procesándolas
desde la percepción, decimos lindo, feo, grande, chico, frío, caliente, y de a poco
vamos rotulando todo nuestro entorno
desde el intelecto, nos vamos introduciendo en el mundo de los conceptos
y con mayor o menor dificultad, vamos armando nuestra manera de entender
el universo y nuestro lugar en él
procesos que nunca terminan, porque el día que terminan, ese día,
seguramente ya no estás en este mundo
y vaya uno a saber que hacés con tanta construcción cosmogónica
o donde te la metés
cada uno hará sus propios caminos, o recorrerá la oferta de los existentes
enfervorizado o desganado, no importa
cada uno sabe lo que hace
llegué hasta acá, tengo que ir hasta allá, o uuhh! todo lo que me falta...
munidos de cierta autonomía, modelamos nuestra vida
nos cuidamos, nos maltratamos, nos ponemos al límite o casi que nos quedamos esperando
esperando que?
adonde te llevo lector?
a partir de entender que todo es una gigantesca encrucijada
casi con sorpresa, empiezo a entender que hay una palabra definitoria:
lo inevitable
es un concepto increíble
es ese lugar que te atrae indefectiblemente,
que aunque te agarres con las uñas a la tierra, aunque te plantes como un poste,
más rápido o más despacio, tarde o temprano, te arrastrará hacia él
en ese momento en que coincidan las imágenes, habrá un par de luces
más intensas en algún lugar del cosmos,
o una explosión como la de un muppet
podrá adoptar una forma humana, una concepción abstracta, será un orgasmo,
lo que sea
pero este estado de inevitabilidad
te deposita definitivamente en lo que tenías que ser y sus consecuencias
cada uno tratará de imaginar donde, como o cuando
te queden 5 minutos o 127 años de vida,
posiblemente ahí se defina la diferencia entre un genio o un otro,
entre que la humanidad te admire o te meta en una enorme bolsa
y te mande al volquete de la indiferencia
que más da?
Gustavo Barbosa
fotografía: Robert Mapplethorpe