La vida es un mecanismo perfecto que empieza y termina cuando se le da la gana.
No me vengan con multifacéticas miradas religiosas o con soberbios pensamientos de "estamos buscando el varoncito".
La vida empieza cuando quiere y mucho más, termina cuando se le canta y en el segundo exacto.
La vida empieza y termina entre grande misterios: que hay del otro lado? cual es el otro lado? que hay antes y después? empieza y termina?
Estos meses de un constante ejercicio de "cuantos muertos hubo hoy?" nos lleva a un punto de inevitable confraternización con la idea de la finitud.
En estados normales... ( jajajajajaja)... no pensamos todo el día en la muerte, solo cuando algún acontecimiento se impone o cuando nos morimos, pero éso ya es otra cuestión.
Ahora, entre angustias, miedos y fastidios, estamos viviendo a medias, mirando de reojo si el virus nos palmeó la espalda como en la mancha venenosa y corremos y corremos y corremos...adonde?
No sé! Vos sabés?
Tampoco, no?
Por todo lo dicho creo que la cuestión es tomarse en serio ésto de vivir y tomarse la vida en el vaso que quieras pero tomarla sin vueltas. No vaya a ser que te agarren el día que te toca hacer los trámites y el check-in para irte del otro lado y te digan: persona humana, te faltó vivir todo ésto!!
Mientras pensás, te abrazo
Gustavo Barbosa
para el gran Horacio, que se vivió todo
fotografía: Anka Zhuravleva
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