La educación universitaria pública es sometida a los vaivenes políticos del gobierno de turno.
Para algunos es una inversión a largo plazo y para otros es un gasto que se debiera minimizar o eliminar.
Los que formamos parte del universo de la educación pública hemos sostenido nuestra vocación por sobre la mezquindad que los que, por momentos, intentan torcer la cuestión.
Año tras años, nuevas generaciones acceden a la vida universitaria con la esperanza de transformar la realidad.
Acercar la Universidad a la gente no es ahorrar tiempo en extenuantes viajes, es situar las disciplinas en lo local, en la problemática del sitio. Es transformar la vida en el lugar desde la propia vivencia, es comprender la necesidad desde la propia carencia.
En estos días se escuchan voces que atacan estos procesos desde la ignorancia, desde la irresponsabilidad y desde la más absoluta miserable condición.
Estrechemos los brazos, el futuro nos convoca. La educación nos hará libres.
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografía: Nicolas Perez
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