Nuestra sociedad hace ruido.
Se resquebraja al ritmo de las pulsaciones que dan forma a nuevas formas.
Orgullo gay, cuestiones de género, diversidad, familias ensambladas, credos desairados, instituciones desmanteladas, todo en una sinfonía de nuevos colores.
Y ésto recién empieza.
Los nombres establecidos por siglos de tradición se ven vulnerables a los ojos del grito de libertad que hace vibrar nuestro tejido social.
Los nuevos nombres mutan a cada minuto, ese es el logro.
Tiempos de turbulencia inevitable. Los que resisten y los que avanzan.
Desde nuestro lugar en la Universidad, nos debemos poder asimilar todas las lecturas posibles para entender que el desvío, saludablemente, aparece en cada esquina.
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografía: Jean Francois Jonvelle
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