Cómo decía aquel tango: "que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé..."
Cada época tuvo su ranking del imbécil, del genio, del miserable, del solidario, del repulsivo, del atractivo, del tantas cosas más.
La condición humana es lábil, inestable y muchas veces de una fragilidad tremenda, pero, seguimos, cada vez peor, cada vez mejor, quien podrá saber?
No creo que seamos privilegiados en estos momentos, no vamos primeros en la acumulación de salames, no. Seguramente el tema es que ahora nos enteramos más rápido y éso te hace pelota las neuronas.
La pandemia pone sobre el tapete una importante cantidad de miserias humanas y hay días en los que cuesta creer la interminable habilidad para lograr ser el más hijo de puta (perdón, no encuentro un calificativo más claro, sabrán disculpar) en todo el mundo.
Claro con los de acá podemos estar más que satisfechos, tenemos para regodearnos.
Los contrastes se hacen cada vez más obscenos, las desigualdades nos explotan en la cara y sabés que? Duelen.
Y hay días en los que duelen más.
La ignorancia se lleva todo puesto, no nos dejemos atravesar. No te digo que te inmoles ni mucho menos, solo pensemos dos veces antes de apagar la luz.
Todavía hay cosas para hacer.
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografía: Aitor Lara
Siempre vuelvo acá, porque cada palabra de alguna manera me abriga el alma. Más en estos tiempos donde no hay donde refugiarse. Gracias por seguir escribiendo.
ResponderEliminarPor ahí un comunicador llama escuchantes a sus oyentes. Me gusta ser una de tus leyentes.
Abrazo.