Las ciudades modernas que conocimos hasta ahora tenían dos claros extremos, lo público y lo privado.
El espacio urbano y el espacio privado.
De un lado la plaza, la calle, la esquina y del otro, tu intimidad.
Lo público era el lugar del encuentro, el lugar del juego, el lugar del cielo, el lugar del sol, el lugar de todos, el lugar de algunos, el lugar de la alegría, el lugar de la represión, el lugar de aprender, el lugar donde se nos aparecía el otro.
El aislamiento dinamita estos conceptos.
Lo público es el lugar del miedo, es el lugar del virus.
La sociedad se trasladó a lo privado, la sociedad se invisibilizó, la ciudad se reconfigura hacia la inutilidad.
Lo público se instaló en las redes, las calles se vaciaron.
Lo público de instaló en las redes, las autopistas parecen ruinas de un mundo perdido.
Lo público se instaló en las redes, los encuentros están sumergidos en alcohol en gel.
Hoy hay ciudades invisibles detrás de las paredes, como será que nos volveremos a encontrar? donde nos volveremos a encontrar? cuando será que nos extrañemos lo suficiente?
Yo te quiero abrazar, mejor que antes, distinto que antes.
Lo diré una y otra vez.
Hasta entonces.
Abrazo
Gustavo Barbosa
(perdón señor Italo por usar su título)
fotografía: Julie de Waroquier
Manu: Espero encontrarte cuando salgamos a la calle otra vez
muy bueno
ResponderEliminar