ciclos

Según la conceptualización antroposófica la vida humana se divide  en septenios, períodos de siete años que si lo piensan un poco es un concepto de claridad meridiana. La vida escolar, por ejemplo, está fragmentada en esos tiempos, 7,14,21,28 y así.
Si hacemos un ejercicio de memorias, quizás podamos registrar hitos de nuestras vidas en septenios muy precisos, viajes, bodas, hijos, muertes y demás deudos, prolijamente distribuidos a lo largo de nuestra experiencia en el planeta.

Tiempos de hacer, tiempos de aprender, tiempos de enseñar, tiempos de ser y tiempos de estar.

En nuestros talleres suele pasar que algún estudiante queda rezagado con un tema que no logra metabolizar o al que no le ha dedicado horas suficientes. Solemos intentar salvatajes de todo calibre para que no abandonen la materia, cosa que en algunos casos, es infructuoso. Solemos recomendar que reagrupen las energías y vuelvan a cursar Dibujo, ya que la experiencia vivencial del taller es esencial. 

Buscando paralelas, paralelos o como se diga, que nos pasa cuando uno de nuestros septenios se transita con dificultad?

Lo recursamos? Lo arrastramos descalabrando el resto? 

Preguntas sin respuesta, lo sé. 
Me pregunto si nos reconocemos en ese ser que vamos dejando atrás. Si seguimos siendo nosotros ese que nos catapulta a futuros desconocidos.
Vivimos con nosotros toda la vida, vaya ironía y por momentos es muy difícil tomar distancia para mirar nos.

Demasiado para un domingo, querida/o lector?

Abrazo
Gustavo Barbosa


fotografía: Benoit Courti

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