Las vidas de todos son una sucesión de sucesos que van sucediendo.
Pasamos del presente al futuro, abrevando en el pasado que nos arma el equipaje.
Somos discapacitados temporales, nada podemos hacer para retener el presente que tiende a descomponerse sin dejarnos con argumento alguno.
Planificamos con minuciosidad los pasos a seguir pero la caspa de una mosca puede alterar con esmero toda la cuestión en una millonésima de los segundos que solemos invocar.
Somos, seguramente, parte de un gigantesco mecanismo universal que mueve a cada una de nuestras ínfimas cosmogonías.
Nuestras profesiones, que basan (con fe ciega) en el Proyecto sus procesos tranformatorios, deberían incorporar como un dato esencial a considerar, la "inminente hecatombe", como parte del escenario cotidiano.
Aprender a intervenir con dosis homeopáticas se transforma en un sutil ejercicio de tamaña virtud. Hay tantas variables prestas a intervenir con sumo descaro, que sería muy presuntuoso creer que podemos manejar a todas ellas.
Conducir sin conducir, decir sin hablar, provocar sin gritar, así vamos, porque en realidad, todo ésto no deja de ser un gran juego.
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografía: Amahi Mori
No por casualidad me topé con este blog. Lo agradezco. No poder parar de leer uno tras otro los textos es otra forma de agradecer su arte, sentirlo y por supuesto... disfrutarlo.
ResponderEliminarMuchas gracias anónima o anónimo! Lástima no saber quien dice tan gratas palabras, abrazo
EliminarNo sabía que también escribía. Qué agradable descubrir ese "mundillo" de palabras. Con gusto paso a leer!
ResponderEliminarMe anonimé pero va de parte de Catalina C, saludos
Cata! Ahora sí pongo más énfasis en el gracias!
EliminarEs un blog magico. Deseo llegue mi agradecimiento a esas palabras emocionantes, sanadoras y mas...Graciela G.
ResponderEliminarMuchas gracias Graciela!
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