Los que nos dedicamos a hacer y a enseñar a hacer, intentamos reflexionar en los intersticios entre esos haceres. No hay tiempo para todo, pero es sano pensar un poco y tomar conciencia de las acciones cometidas, sobre todo cuando nuestras propias manos están metidas en estos vitales jugos.
Atravesar los bordes de la realidad puede amedrentar pero en esos territorios desconocidos uno se encuentra con sus limitaciones que obligan a irradiar de otras maneras.
No hay realidades, tan solo miradas sobre ellas, por ende estos solitarios viajes son de una naturaleza muy particular. Sin embargo, cuando los astros se alinean y te reconocés en otras manos que trajinan similares indisciplinas, la escena se ilumina.
Hacer, hacer y hacer. Empezando de cero cada vez, con una inquebrantables confianza en las fuerzas que nos hacen renacer a cada paso de estos sutiles caminos.
Abrazo
Gustavo Barbosa
para vos, vos sabés
fotografía: Christophe Mousset
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