Dicen algunos mitos urbanos que los hombres no sabemos nombrar al aceite"WD-40" como corresponde.
Es cierto y no deja de ser una interesante paradoja, siendo éste, al menos en mi caso, de uso constante y diría, imprescindible. Varios aerosoles circulan por mi taller, con tubito, sin tubito, con el sofisticado envase con tubito retráctil, en fin, casi un amigo.
Este aceite bloqueador de humedad, de usos insospechados, tiene una identidad difusa y a la vez, la adaptabilidad a un medio que cambia constantemente, casi, como la vida.
Entonces, porque nos empeñamos en nominar los objetos, los vínculos, todo lo que nos rodea?
Las cosas por su nombre, reza el refrán y esta afirmación nos deja más tranquilos, si algo tiene nombre ya no hace falta ocuparse del mismo, quedará inánime en el mundo de lo previsible.
Lo que no cumple con esta definición nos obliga a ser tan maleables como sea posible para desandar nuevos escenarios cada vez. Una tarea diaria, constante e indispensable.
Nuevas formas, nuevos modos de vincularse.
Nuevas formas de enseñar, nuevas formas de aprender.
Ojo, si no fluye, echale un chorrito de HD40...era así? No?
Abrazo
Gustavo Barbosa
me trae todo tipo de recuerdos este tema, todos bellos paisajes
ResponderEliminary me sigue encantando este señor, que voy a hacer, jaja
(mi último Wd 40 es el mejor que tuve...tiene aerosol y palito plegable, ya no se cae a lugares imposibles de llegar, lo adoro)
brand new kisses