Desafiar el camino parece ser nuestro fundamento en la vida, con convicción o a duras penas, como sea.
Cada día convergemos en la marcha, solos o de la mano de un otro.
Las huellas suelen ser difusas o de una endeble perdurabilidad, tan solo la memoria traza los mapas de nuestro devenir.
Algunos lugares quedan grabados en esos pliegues del tiempo, en la forma de espacios, manos, vínculos, colores, olores, sensaciones y demás. No siempre nominales, no siempre conducentes, pueden hacernos materializar las horas sin importar donde ellas hayan quedado.
A medida que se acumulan los años, esos lugares adquieren un carácter indispensable, aunque cueste ponerles un nombre, darles entidad o describirlos. No están en ningún lugar, tan solo anidan en nuestro pertrecho emocional.
Son de tal intensidad que logran maravillar al más retobado, que debe estar con la atención en stand by para poder captar el fogonazo que atraviesa su humanidad.
Para los que hace milenios que transitamos nuestra facultad, por momentos un lugar de aspereza sin par y por momentos un lugar de áurea felicidad, esa inefable sensación de volver a casa está siempre por allí, a la vera del camino.
En estos días de confusión política, social y mediática, hacer nuestra "nuestra casa" es una tarea de encomiable valor.
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografía: Julie De Waroquier
Habitar, según el diccionario, es vivir u ocupar habitualmente un lugar o casa
ResponderEliminarEn la FADU, el habitar es un tema de base para cada una de las carreras con su especificidad
Vivimos, transitamos, permanecemos en ese lugar con todas las contradicciones que puede suscitarnos y eso debe ser por que nos involucramos con todas las facetas de nuestra existencia
Creo que nuestros estudiantes del CBC ya sienten a la FADU un poco como su casa y creo que es por el valor que damos los que la queremos tanto
besos matthews
Entrañable, como debe ser nuestra casa y como se siente lo vivido después de años de amistad. Como no volver al lugar donde todo comenzó y recomenzó
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