Ayer mientras esperaba que me atendieran en una carnicería, mientras el señor carnicero desplegaba sus talentos con meticulosidad quirúrgica, a la vez mantenía el siguiente diálogo con el ocasional cliente: ..."que frío que está haciendo!, este otoño es muy frío, que nos queda para el invierno!...", ..." hay que pasar el invierno!..." contestó indiferente el cliente, y yo sonreí más indiferente aún. Cuantas veces por día se repetirá este devaneo meteorológico pletórico de palabras vacías?
La misma escena podría transcurrir en primavera o en verano y solo deberíamos intercambiar frío x calor, o lluvia x sequía, o humedad x no humedad.
Charlas de ocasión, charlas de ascensor, charlas de sala de espera, o de cola de cajeros, o de trámites o de espacios sonoros vacíos.
Charlas que se configuran como antídotos a soledades instaladas, o charlas de amabilidades insípidas, diría, innecesarias.
Cuanto tiempo de nuestra vida malgastamos en estas habladurías desprovistas de sentido, salvo que seamos los que reportamos el tiempo en la TV?
Forman parte de los paisajes sociales y se repiten inalterables a través de la vida. Más de una vez me sorprendo transitándolas sin emoción alguna, casi como un deber cívico.
Que sentido tendrá esta dudosa delicadeza comunicacional?
Cuanto de ésto pasará en nuestro ideario proyectual?
Haremos afirmaciones proyectuales que no dicen nada?
No lo sé, mientras tanto afirmo sin dudar un ápice que: lo que mata es la humedad!
Abrazo amigos
Gustavo Barbosa
fotografía: Kim Landgraf
Y además en gallego, el delirio resulta genial
ResponderEliminarjaja, tremendo!
Eliminare esta escena de groucho la vi 1000 veces y me sigue haciendo reír...
ResponderEliminarbuenísima
y no puedo decir nada con sentido sobre esto, me gusta simplemente
beso con sentido!