Me quedo
sumergido en la resonancia de las imágenes de las clases de esta semana…
Una vez
Moira me mostró la magia de los talleres y yo nunca más pude dejar de sentir
eso, ni quiero.
Los aplausos
de todos fueron un hermoso premio para nuestros invitados y si me permiten la
petulancia, un poco para nosotros también. Con años de recitales encima de mi
espalda, tengo asociados los aplausos con la música y la inefable pasión que
desata; una bella comunión: un músico y su público, dos que se encuentran con el arte para cambiar
todo. Sentir algo parecido en nuestros talleres habla de magia y de un afecto
que se siente en la piel.
Nuestros
invitados Vicky y Guido nos hicieron bailarines a todos, que los mirábamos
flotar sobre las mesas como si no hubiera gravedad, tan solo música y la luz
descubriendo formas, hermosas formas.
Verlos a
todos ustedes disparando trazos cargados de emoción compensa con creces cargar
bolsos, colgar telas, mover mesas y sortear la dificultad del recurso.
Representar
a otros, representarnos a nosotros.
Sentir en
algún lugar del cuerpo que vamos bien, entre la razón y la emoción, surfeando,
como decía aquel pensador. Enseñando y aprendiendo, con una sonrisa tatuada en
esas manos que dibujan y dibujan.
Gracias
Vicky
Gracias
Guido
Gracias a
nuestros músicos del viernes, Juan y Juanqiu
Gracias Lu!
Y gracias a
ustedes, los que bailaban con las manos.
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografías: Jade B. Ribeiro
yo me pregunto como se mide el saber que adquirimos en esta semana en nuestros talleres
ResponderEliminarcon que medidores se podría registrar esta experiencia
una felicidad enorme verlos a ustedes sosteniendo la espera de un viernes a la noche de cansancio, con sus sonrisas cómplices
hermosos ustedes
hermosos los bailarines
hermosos los músicos
hermosa el angelito que sacaba las fotos, mas aún éstas fotos
hermosa la otra angelita que filmaba
esto que ocurrió esta semana no puede medirse con ningún otro parámetro que el del misterio que encierra la magia
un beso enorme, moi
con los años voy aprendiendo a entender que algunos docentes pueden vencer sus inseguridades cuando logran confiar en sus propios aprendizajes y en confiar en el espíritu de lo grupal,
ResponderEliminaraún los de corteza más dura
sé cuanto te preocupa tratar de medir cuanto les queda a los estudiantes de lo que pasa en los talleres, cuanto se puede asimilar, cuanto se puede abarcar
por eso te sigo confiado, en tus incesantes búsquedas, infinitas diría
sabés como se mide lo que pasa en nuestros talleres? en lo que te pasa cuando caminás por la fadu, cuando reconocés esas huellas de las que hablaba Carla en su comentario anterior,
esas huellas de haber peleado por instalar el amor por lo que cada uno hace
besos a todos
Siempre es un gusto!!!
ResponderEliminarmuy enriquecedor todo
Mil gracias,
Guido.
Abrazo grande Guido!! y gracias otra vez a ustedes!
EliminarMe lo perdí...
ResponderEliminarDebe haber sido la mejor clase que tuve en mucho tiempo.
ResponderEliminarrecursaría dibujo para volver a tener estas clases.
Una maravilla de clase.
ResponderEliminarA veces no sabia si dibujar, o si quedarme mirando maravillado todo lo que pasaba en el delante mio. GRACIAS!
Una de esas noches especiales donde se palpa la energía en el aire, entre cada persona del taller, en los músicos y bailarines. Los que dibujaban o los que simplemente mirábamos necesitábamos ese final donde los chicos también dibujaron en los aires para nosotros. El aplauso, los reiterados y fuertísimos aplausos fue nuestra devolución, la alegría de haberlos tenido.
ResponderEliminarAyer estuvimos con Moira en un encuentro de docentes y volvió a aflorar el tema del desgano en los estudiantes como determinante de la imposibilidad...valgan estos tres comentarios para demoler estos preconceptos, más amparados en la propia imposibilidad y en la miopía generacional
ResponderEliminargracias por lo que dicen, sin llegar a la exageración de Belén (jaja) se sentía en el aire la intensidad
besos
Intuyo que Belén no debe estar exagerando.
ResponderEliminarYo volvería a la la FAU para volver a cursar la carrera si hubiera mas docentes como mi amigo Barbo y no fuera porque ya me recibí hace mil años.
Me parece que muchos docentes deberían reflexionar sobre el hecho de ver la cantidad de alumnos que cada noche salen locuaces de la FADU como una multitud satisfecha y constructiva.
Claro, pero si son miopes, primero debieran pasar por el oculista (mental).
Barbosa, capo...Bruce, pizza y faina.