Este relato es de un sueño que tuve y que por esas cosas de la red, derivó en una historia de arquitectura y de familia. Veremos como salgo airoso de esta tarea.
Como hay un sueño involucrado los tiempos están modificados y el presente se mezcla con el pasado con impertinencia, total que ésto no es un tratado científico ni nada que se le parezca.
La imagen que nos ilustra es la del edificio de la calle Rosario 230, allí en Caballito, justo frente al Parque Rivadavia. Este edificio fue proyectado y construido entre los años 55 al 57 por mi querido tío Víctor Costantini ( sí, sin N). Escudriñando pantallas, descubro, con entrañable afecto, que esta obra está catalogada por sus valores en el archivo de Obras de Arquitectura de "Moderna Buenos Aires" del Consejo Profesional, CPAU.
Hasta aquí la mirada de arquitecto. ( Vaamoo, tío!!)
La cuestión es que en ese edificio vivíamos casi toda la familia: abuelas, abuelos, madres, padres, hermanas, hermanos, primas, primos y la bella rubia del 5º, desparramados estratégicamente ocupando casi la totalidad de los departamentos en los diez pisos del edificio. Así, los palieres, las escaleras, el jardín del fondo, los balcones y...la terraza fueron escenario de todo tipo de aventuras infantiles para horror muchas veces del Encargado, el señor Don Víctor ( otro, no mi tío).
Dejo librado a tu imaginación, querida/o lector, el despliegue de imágenes y desacatos que encierra el párrafo anterior. La generación de primos lo sabemos bien (risas).
El viejo edificio nos cobijó por muchos años, y poco a poco todos nos fuimos yendo, algunas/os al cielo y los demás, a la vida.
Hasta aquí la mirada familiar.
En el sueño, objetivo de este escrito, yo duermo en mi cama (la de ahora) y empiezo a escuchar una voz muy conocida que habla desde el balcón de Rosario con gente que está enfrente, en el parque. Me asomo discretamente y para mi estupor veo que es Luis Alberto..., sí, Spinetta, guitarra en ristre !!!! Me digo: "dale levantáte nene, que es el Flaco". Atravieso espacios y tiempos y me sumo al susodicho balcón, Luis me mira con cierta sorpresa como advirtiendo, no molestes pibe! Las palabras se me complican pero alcanzo a esbozar: "Luis, te sigo desde siempre..." nada, poca bola. Insisto: " te ví con Almendra en el Embassy en el 68..." y agrego " y te sigo posta hasta hoy..." Allí logro que Luis baje la guitarra y me dedique una maravillosa sonrisa y un: " un abrazo, loco!! ahora quedate ahí a un costado que voy a tocar..." Ufff, en al parque hay cientos de personas y la música comienza a sonar...
me encanto. abrazo spínettiano
ResponderEliminarMuchas gracias señor Ciri!! Abrazo, de esos!
EliminarDebiéramos hacer la lista completa de quienes por allí pasamos, no primas/primos? Abrazo a todas, todos y cada uno
ResponderEliminarMarcelo, presente.
EliminarUno de los desacatados, jajaja
EliminarYo estuve ahí, en Rosario digo.
ResponderEliminarPero seguramente mañana tenga algo que contar si es que sueño con el parque Centenario que lo tengo al frente.
Que bueno el párrafo de los desacato, ha hecho volar mi imaginación.
Amigo, Usted estuvo muchas veces!!
EliminarBuen escritor...por lo menos bloggero...faceta desconocida
ResponderEliminarMe gusto mucho el relate, sentido como si lo hubiese vivido😉
Gracias prima!! Era la idea, compartir nuevamente la vivencia
EliminarMuy linda entrada, el sueño es genial, ahora tengo que tocar, ja.
ResponderEliminarEl tema del edificio familiar me hizo recordar un libro de Orhan Pamuk, una sensación extraña, es por un lado el relato de la vida, las aventuras y los sueños del vendedor callejero Mevlut Karatas, y por el otro un retrato de la ciudad de Estamul entre 1969 y 2012.
Abrazos
Gracias Sr Swinnen!
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