sábado, 7 de diciembre de 2019

complicidades






































Cuantas partes de uno mismo vamos dejando por el camino?
Cuantas capas de nuestro espesor dejamos atrás?
Cual es el punto de no retorno?

Muchas preguntas y ninguna respuesta certera ya que pareciera ser que a fuerza de hacer que nos quieran y nos halaguen vamos haciendo desatinos con nuestra humanidad.
Cuesta enumerar una lista de necesidades que no debieran ser postergadas dado que al fin y al cabo la persona con la que convivimos largas temporadas viene a ser nosotros mismos.

Es saludable que cada tanto revisemos el stock de esencialidades para constatar todo tipo de desparramo desatinado, no vaya a ser que un día nos demos cuenta que nos hemos transformado en un guiñapo deshumanizado.

Será posible que alguna vez descubramos que con lo puesto, con lo esencial, livianos y libres, entendamos que la vida es tan simple como lo cotidiano, eso que hay que revalorar cada día.
Quizás, en algún día soleado, alguien que hable nuestro idioma, nos devuelva las partes que abandonamos y podamos, así, en complicidad absoluta, ser felices.

Deberíamos mandarnos a nuestro propio futuro una lista de esencialidades intocables, para cuidarnos, para querernos y para poder querer.

Accionemos el ser felices, juro que se puede.

Abrazo
Gustavo Barbosa

para Rivera, ese lugar... 

fotografía: Delfi Carmona

4 comentarios:

  1. Excelente Gus!!! Accionemos a ser felices, inmediatamente no habrá punto de retorno.

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  2. Hermosas palabras siempre. Cursé su cátedra en 2015 y aunque cambié de carrera este blog encuentra a cualquiera que se tome un tiempo para leerlo. Gracias!

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