Hay momentos de apariencia ínfima, sutiles, intangibles, indefectiblemente luminosos,
casi un soplo entre tantos días inermes.
Momentos de devastadora felicidad, casi inexplicable; no, no casi, sino tan claramente inexplicable.
Momentos que no tienen fecha alguna, ni festejo previsible, son, simplemente acontecen.
Pueden adoptar la forma de un milkibar, de un pancho, de una música, de una mirada, de una caricia, de una promesa, de un amor indescriptible, que más da?
Cuantos momentos de esos te acontecen querida/o lector?
La vida por momentos es áspera, estoica, salvaje, impaciente y condicionante, entonces, como no estar preparados para el asombro, para la confianza?
Agucemos los sentidos, suelen ser escurridizos, se suelen ocultar en un pliegue de luz y sombra, ahí.
Hoy, mañana, dentro de 357 años, que más da?
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografía: Patricia Ackerman ( millón gracias!)
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