Somos la consecuencia de nuestros puntos de vista.
Desde nuestra circunscripta humanidad, las cosas son del color que podemos atisbar.
Es difícil correr el velo de las emociones que suelen "blurear" las caras de la realidad que nos toca en cuestión.
Recurrentemente me pregunto como miramos nuestro interior, esa cavidad que contiene nuestra permanencia física en el mundo. Pareciera no haber mucho espacio para distintos puntos de vista, por inercias y conductas o quizás por infranqueables barreras personales, la cuestión es que solemos permanecer en seguros espacios del mirar, algo convencionales, algo conformistas.
Las leyes del señor Monge, nos desplazan a miradas universales, a circunstancias ligadas a un infinito poco asequible, casi una paradoja en la capacidad corporal.
Y de eso se trata, de desplazar nuestras dificultades epistemológicas, esas que nos encierran en nuestras limitadas capacidades de mirar.
No estoy seguro que el amigo Gaspard haya podido transitar sus propias desventuras, pero me queda claro que nos plantea un eterno desafío, el de corrernos hasta el punto límite.
Casi como una acción de vitalidad esencial.
Abrazo
Gustavo Barbosa
fotografía: Anka Zhuravleva, mi genia amiga rusa
si de algo estoy segura es que el señor Barbosa corrió la historia del señor Monge hasta el límite de lo adorable,
ResponderEliminarsi hubo generaciones condicionadas por esta forma tan aséptica de mirar el mundo, ahora nuestra propuesta la humaniza, la interpela y la bromea, en una palabra la “provoca“, como el señor Barbosa, un gran provocador de monges y demás cuestiones, cuidadooooo
besos desde el infinito (y mas allá)
. que complicado verse bien, con una sombra alcanza.
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