lunes, 28 de marzo de 2016

mi amigo Franco






































El día que lo conocí a Franco fue en su taller, un amigo en común nos presentó.
Franco es herrero, unos años mayor que yo y ese primer encuentro fue extraño ya que acababa de hacerse un corte de considerable magnitud en una de sus manos, que hubiera alcanzado para que cualquier ser humano normal cayera desmayado a la espera de una ambulancia pero, claro, Franco no es un ser humano normal.

Esta querida profesión de arquitecto puede tener muchas aristas. Uno de a poco ha desgranado las propias siempre montadas en los saberes de los que hacen lo que nosotros pensamos. Los que hacen, los que saben hacer, los que tienen manos sabias. Los que tienen nombre y apellido, los MAESTROS, así con mayúscula.
Ellos enseñan en cada movimiento y mi amigo Franco es uno de ellos.

Este entrañable ariano cabrón, muy áspero por fuera, maleable como un metal por dentro cuando las emociones entibian el contacto. Nunca dejaré de sorprenderme cuando saca su lápiz 6B para desarrollar los detalles de nuestro proto proyecto de carpintería metálica o similar. Ningún curso de Construcciones 10 alcanzaría para asimilar semejante conocimiento de las bondades de la chapa doblada o del encuentro de misteriosas perfilerías.

El oficio aflora en cada uno de sus trabajos y las anécdotas de su consuetudinario malhumor, poblarían varias entradas de este sitio, pero son tan solo datos que completan la imagen del buen tipo que tanto queremos.

No entiendo esta profesión sin esta impronta vincular, no le encontraría el sentido. Las ideas se materializan a través de estos profundos vínculos con los albañiles, los carpinteros, los herreros, los electricistas, los plomeros. No son solo proyectos, son ideas que se completan en esos vínculos y en el matiz que éstos le imponen a las formas.
No entiendo otra manera de hacer arquitectura.

Así las obras destilan los gestos de cada uno de ellos, nuestros queridos gremios.

Hoy Franco está pasando un mal momento y estas palabras intentan devolver tanto aprendido, como un abrazo inesperado y en lo posible, sanador.

Gustavo Barbosa

para el querido Gigi...


3 comentarios:

  1. Franco querido, tantas anécdotas...tanto cine compartido, jaja, como plus, además de ser un adorable cabrón es un cinéfilo eximio y nos deleita con los datos mas sutiles sobre films rarísimos con los que siempre coincidimos en la mirada
    jaja, un beso enorme maestro y para su compañera y bella Estela también

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  2. Franco, maestro en herrería, carpintería metálica y muchas cosas más...
    Un abrazo grande del amigo en común.

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