cada uno

cada cual
cada cual atiende su juego...
se escuchaba cuando éramos niños y sonaba así, como un juego,
quizás un poco autista


como siempre, quedan voces resonando en mi humanidad
que vienen de los talleres, de nuestros encuentros
y las amplifico, para escuchar mejor
y las expongo a otro estado, a otro día, a otra luz para ver como se ven


que pasa en los talleres? que pasa en las aulas?
en los nuestros, claro, 
desde esta mirada de la corporalidad como algo de una complejidad sorprendente y apasionante 
desde nuestra voluntad de pararnos así frente a frente, cara a cara,
hay una enorme sustancia que se puede palpar,
aunque sea tan intangible como el aire


hay un entre que corporiza la inmaterialidad de la relación,
hay un entre que alimenta a todos,
que organiza los desvíos y los bordes,
que tiene miles de miradas y voces distintas,
disonantes o concurrentes, no importa,
solo sé que está ahí, entre nosotros, materializando lo invisible,
como la contraforma de lo visible


aprender es difícil, a veces demasiado,
pero sentir que aprendemos, es reconfortante,
y sentir la presencia del otro, jugando el mismo juego,
es constituyente


aunque sea unos pocos minutos o dure toda la vida
no hay tiempo horario acá,
hay otra sustancia, para mí, mejor
y no es un juego de niños, es otro, porque además de todo, 
nos sigue gustando jugar
con el cuerpo, con la mente y con el alma


les mando un abrazo a todos
desde y para cada uno


Gustavo Barbosa
(gracias Moira!... la lista de porque, sería interminable)


fotografía: Anka Zhuravleva