hijos

Leí una vez un escrito de Phillip Glass, un increíble músico, donde hablaba de tener más años que su propio padre, fallecido ya.
Una imagen sorprendente e inquietante. Yo puedo ser más grande que mi propio padre, que siempre fue mi mayor, mi guía.


La muerte de Luis Alberto Spinetta, sienta un precedente. Detiene al Flaco en sus recién estrenados 62 años, y nosotros seguimos, al menos por hoy.
Entonces, en no mucho tiempo, yo mismo tendré más edad que mi querido Luis y podré, con esmerado cuidado, transmutar de un estado de acólito incondicional a otro de, hermano mayor? 
Y lo podré mirar como un pendejo irreverente que nos corrió a todos los bordes hasta límites impredecibles.
Como será pensar a este iluminado como un niño revoltoso?


Querido lector, cual es tu propio niño revoltoso?
En este mundo nuestro, este de la Fadu, un mundo inestable, asombroso, impreciso, pero genial, siempre genial, donde nos ubicamos?
Queremos ser gente seria, coherente y previsible, o niños revoltosos dispuestos a correr los bordes?


Yo adhiero al estado de revoltosidad, si me permiten el neologismo. Ese de bordes laxos,
expectantes, imprecisos, pero geniales. 
Siempre habrá otro iluminado por los dioses, que nos marcará la diferencia. Y ahí estaremos, dándole la bienvenida. Felices de darle un lugar.


Te quiero entonces, niño Spinetta.
Y gracias por tanta luz!


Gustavo Barbosa 


En ese punto está lo que entendemos como eje esencial de nuestra labor, la docencia,
que el que aprende, transmute en aquel que enseña, que sencillez!


Brindemos  por eso!