alegrías

El poeta Vinicius de Moraes decía que el samba, una música ligada al carnaval y a la alegría,
debe tener algo de tristeza para ser real.
Y siempre me dejó pensando esa idea, porque por una razón o por otra,
siempre imaginé a la alegría como una consecuencia del dolor.
Podemos vibrar la alegría si en la otra mano tenemos un poco de tristeza.
Si no, estaremos transitando uno de esos momentos anodinos y vacuos que a veces
nos atacan. Como en una fiesta, donde podemos vernos obligados a cumplir rituales
de la imbecilidad más excelsa, solo porque sí.


Hay alegrías efímeras, ínfimas o imperceptibles. Quien las puede medir?
Las hay personales, las hay familiares o de amigos.
Pero a veces, muchas alegrías personales se conjugan con otras de la misma calaña
para transformar todo en una cuestión épica.
Creo que esos momentos tienen la particularidad de poder licuar el tiempo 
y el espacio, para poder compartir todo lo que nuestras cicatrices delatan,
lo que somos.


Esos momentos tienen algo de mágico. Los que no están vuelven a estar
y las emociones se ocupan de nosotros. Y son buenas manos.
Nos hablan de tiempos que pasaron y de los que vendrán.
Y lo que no olvidamos queda apretado fuerte en una mano mientras con la otra...
con la otra hacé lo que quieras, querido lector!


Gustavo Barbosa


video: Juana Molina  "Un día"
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