sábado, 19 de agosto de 2023

no doy abasto

 


















Un tembladeral, éso.
Así están las cosas, éso.

Son días en los que me da un poco de miedo acercarme al espejo y no reconocer a ése que me mira desde algún lugar.
Porque por momentos las cosas se trastocan (para mal?)
Siempre adopté el devenir como mi forma de entender esta vida que nos toca. Un devenir que busca nuevos escenarios, dejando atrás un estado de cosas para mover las cartas y dar de nuevo. 
En ese dejar atrás las cosas dejamos partes de nuestro equipaje que, con ternura inconmensurable nos van dando forma. Las pequeñas cosas, los afectos, la música, el barrio, los amores, las amigas, los amigos, los olores, los paisajes, los bichos que nos acompañan, los recuerdos, las familias, los hijos, las sonrisas, el vino de cada día, el sol, la arena, la piel que nos encandila, las tristezas, las manos, los otros. Una y mil cosas que guardamos en el alma, ese incierto lugar.
Prolijamente guardadas, para, cada tanto saber que te va a invadir la emoción si las sacás a pasear un día de sol.
Así de simple es la vida.

En estas horas me doy cuenta que toda esa cosmogonía ( la mía y quizás la tuya, queridx lector) está sitiada por la desigualdad, madre de todos los males. Un escenario en el que todos hacemos agua si no lo atacamos con toda nuestra energía. 
Un escenario para que fantoches e improvisados vendedores de humo pretendan encaramarse entre nosotros, los que solo queremos vivir y dejar vivir.

No doy abasto en intentar acomodar en mi humanidad todo este desorden porque el espejo sigue ahí, amenazante. Y no quiero abandonar (me) esta pelea entre ser y dejar de ser, éso que soy, una parte de mi querido país, en esta vida que me toca.

Abrazo
Gustavo Barbosa

para mis hijxs

fotografía: Anka Zhuravleva




2 comentarios:

  1. Salí a la calle, mirate al espejo, reconocete en tus hijos. Esa es la solución PRIMO de PRIMA

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