jueves, 30 de octubre de 2014

las máscaras







































Una pregunta sobrevuela mis estados pensantes en estos días:

Cuantas máscaras usamos durante nuestra vida?

Una pregunta que quizás no tenga respuesta hasta los segundos previos al momento de abandonar este mundo que conocemos, junto con las máscaras que fuimos construyendo y utilizando para recorrerlo.
Busquemos un espejo, querido lector y registremos la imagen que nos proporciona, hoy y aquí. 

Es una imagen real?
Es la que creamos?
Es un buscado refugio?

Vincularnos parece ser la esencia de nuestra condición humana y animal. Reproducirnos, juntarnos, separarnos, querernos, odiarnos, cualquier verbo que nos lleve a la vinculación con el otro. Ahora bien, vamos a cara descubierta? O nos pensamos otros para enfrentar al otro? De ahí las máscaras.
Es un proceso harto complejo el que imagino. Por momentos tedioso y laborioso. Por momentos excitante y emotivo.


























Tratando de entender todo ésto desde nuestro mundo proyectual, no dejo de pensar cuanto colaboramos con la construcción de estos modelos que nos ligan/separan del otro.
Todo lo que pensamos, hacemos y producimos genera, al momento de ser usado, la definición de un relato de nuestro ser o del vecino de al lado. Parcial o absoluto. No importa.

Máscaras...
Algunas nos acompañan toda la vida, otras son efímeras.
Todas parte del aire.

Abrazo colectivo señoras y señores
Gustavo Barbosa


jueves, 23 de octubre de 2014

7 colores







































Los 7 colores están desde siempre
y más allá de nuestra voluntad, nos sobrevivirán.
Somos parte de ese universo de colores que modifican nuestras conductas
alterando nuestros estados de ser a cada instante y a cada paso del camino.
Pensar el color es como pensar el respirar.
Nuestra condición técnica exige aprender a manejar el peso del color
como parte del camino proyectual.
Nuestra condición espiritual exige no aislarnos de la emoción de sumergirnos en el arco iris cada vez que se nos cruce por allí.

Abrazo
Gustavo Barbosa  






miércoles, 8 de octubre de 2014

banderas


























Desde 1971 funciona nuestro Pabellón número 3 cobijando a la carrera de Arquitectura, primero, y a la sucesión de las carreras de Diseño por orden de aparición.
Ayer escuchaba a un amigo decir que nuestro edificio ha sido sobre usado en estos 43 años.
Me pregunto sobre el alcance de estas palabras.
En los tempranos '80, el silencio reinaba en la facultad, FAU por aquel entonces. El orden establecido por la dictadura alcanzaba todos los rincones del país y la Universidad no estaba ajena a ese estado.
Con una población mucho menor que la actual, nuestra facultad lucía impecable, ordenada, con silencios de carteles, banderas, afiches o cualquier manifestación de cualquier tipo que no fuera la permitida por los interventores. La facultad lucía impecable dije y también lucía una enorme carga de tristeza, impotencia y desolación.
La facultad soportaba a la espera de nuevos tiempos.

No entiendo los que cargan algunos años y protestan por los carteles, banderas y militantes insistentes a veces, hasta el hartazgo. Estas épocas de elecciones nos alegran los recuerdos y nos iluminan lo por venir.
Todos ganamos algo en estas prácticas democráticas, aunque detestemos al 1º, al 2º o a toda la lista. Todos ganamos.
Nuestra facultad recubierta de carteles y banderitas, se deja hacer, con sus años a cuestas y cierto aire de felicidad. Se viste y se desviste al son de las banderas.

Abrazo colectivo 
Gustavo Barbosa

jueves, 2 de octubre de 2014

lluvia negra





La lluvia es funcional a ciertos estados de ánimo. Molestos, melancólicos o relajados.
Desde siempre y para siempre.
Recuerdo las imágenes apocalípticas de la película "Blade Runner" del querido Ridley Scott, donde la ciudad se convertía en un caos de humedades constantes y agobiantes, casi intransitable a nivel peatonal. Un espacio abandonado a la buena de Dios...o del demonio.
"La lluvia borra la maldad y lava todas las heridas de tu alma..." reza Spinetta en la mítica "Quedándote o yéndote" y construye una mirada más sanadora de la precipitación y casi contrapuesta a la anterior.
La lluvia altera el aire. La lluvia altera nuestra cotidianidad. La lluvia antecede a sorpresivas goteras y altera la vida de arquitectos y afines.
La lluvia es la excepción y modifica el espacio de la ciudad. Nos hace mirar otras cosas.
Algunos eventos y agentes externos también nos hacen mirar otras cosas.
En estos días de elecciones en nuestra facultad tratemos de mirar otras cosas. Tratemos de no mirar para otro lado.

Abrazos colectivos
Gustavo Barbosa