viernes, 1 de julio de 2016

pródigos


























El conocimiento en nuestra facultad opera en territorios con riesgo de frivolidad instantánea. 

Que quiero decir?

Todo lo que producimos en nuestras disciplinas podría ser de existencia cuestionable, el mundo podría prescindir de todo lo que hoy nos parece indispensable, prendas de diseño, teléfonos inteligentísimos, aparatos de dudoso destino, objetos de alta gama, objetos de marca casi iguales a los que no tienen marca pero como tienen marca nos marcan, cafés de Palermo y un sinnúmero de instancias objetuales cargadas de aspiraciones de pertenencia al mundo de la gente como uno (SIC)

Sin embargo, este riesgo no nos amilana. Nuestras profesiones, en su mejor dimensión pretenden equilibrar el mundo, la condición humana y la cultura, en una conversación polifónica de permanente movilidad.
La indispensable necesidad de aspirar a una postura crítica marca la travesía universitaria, la transforma en la salvaguarda de una estrepitosa caída en el mar de la inconsistencia.

 Aspiramos a potenciar el bienestar mental y emocional del individuo, a prodigar la conexión con el otro y con lo otro, transitando nuestra propia conexión con esas invisibilidades que mueven los piolines de la gran marioneta universal, como decían los poetas en los '70s

Trabajamos para el otro, para nosotros y para la reverberación social, esa es nuestra misión ulterior.

Abrazo
Gustavo Barbosa

fotografía: Eduard Francés




1 comentario:

  1. igualmente la frivolidad no está mal en si misma, el tema es cuando se vuelve la meca de la vida tal cual describe barbosa mas arriba

    creo que el valor agregado que aporta un objeto con diseño construye cultura, identidad y da placer de usarlo, por eso el factor social de nuestras disciplinas transforma lo frívolo en regalo solo si se sociabiliza, deberíamos ser unos robin-hoods-del-diseño, jaja

    besos de little-moi

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