jueves, 24 de noviembre de 2016

es clavo






































Hoy llevé a lavar el auto, rara vez lo hago, prefiero lavarlo yo, pero hoy fui.
Es un lavadero VIP, de esos donde tu auto es el peor lejos.
Mientras esperaba, me dediqué a observar a los dueños de los vehículos que eran entregados. Observaba como recorrían milimetricamente los rincones de los mismos con arrogante y casi obscena dedicación buscando con descaro el error...para poder ejercer el poder de indicar,...el error. 
Suele ser bastante particular el vínculo de algunos humanos con el auto y hay historias de mecánicos casi mitológicas, es decir, casi patológicas, pero, la situación del lavado es particular. El engendro de clase media burguesa con ganas, suele invisibilizar al grupo de lavadores humedecidos denotando vestigios de añorada pretensión esclavista.
Una escena un tanto miserable.

En nuestras profesiones, nos relaciones a diario con todo tipo de operarios, nativos o por opción, alborotados, serenos, sapientes, improvisados, etc, etc. 
La pregunta es clara y determinante: como nos manejamos con nuestros operarios?
Hemos pensado que todos tenemos alguna sabiduría, no importa si tenés 3 post doctorados, o si tus saberes tienen que ver con los caños cloacales, en el trabajo físico de la obra o la producción, no hay digitalización que valga y las sabidurías se empardan.

Un albañil tiene tanto conocimiento acumulado como un profesional, enfocado desde otro punto de vista.
Un ayudante eficiente puede convertirse en tu alter-ego organizando la limpieza de una obra, si le das el lugar.

Entre todos y con todos.

Es importante registrar y respetar estos saberes, nuestro honor está en juego.

Mis respetos a los operarios, mis respetos a los doctores.
Ah, mis respetos a los señores lavadores de autos

Abrazo
Gustavo Barbosa 


fotografía: Feyzullah Tunç


5 comentarios:

  1. Genio... Genio.... Genio... Nada como un viejo capataz de obra que te recibe (con una palmada en el hombro, recién recibido vos) en SU obra: buen día ingeniero.

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    1. MI viejo capataz, mi padrino, como le solía decir, era Emanuelle, Don Manuel para todos, un tano cascarrabias y cabronazo que me enseñó todo, por lo cual está en mis lugares santos. Atesoro una pequeña cafetera Volturno con la que me recibía cada día en la obra con un café que sabía a gloria.

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  2. Don Manuel Candia.. para mi una especie de angel de la guarda con balde y cuchara. Un saludo a todos ellos

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  3. ehhh, dudo que ahora tu autito sea el peor de todos, jeje, es precioso

    tu reflexión de los saberes me suena conocida, es parecido a lo que pensamos de los alumnos que entran a a la universidad, cuando escuchamos a algunos profesores decir que ahora no saben nada, nosotros decimos que saben la misma cantidad que en otros tiempos solo que saben otras cosas
    el verdadero desafío es “saber que saben“ para aprovecharlo

    con respecto a los oficios pasa lo mismo, se sabe mucho de otras cosas
    y hay gente que en apariencia es muy formada pero es ciega a esos registros

    yo quisiera ir a un lava-autos, buuuu, pero me lavo solita al fox
    besos sabios!!

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