sábado, 26 de abril de 2014

un punto en el espacio

La plomada del albañil


Los talleres son, básicamente, sorprendentes, y aquello que afirmábamos hace un tiempo con una incipiente carga de intuición: los talleres son el lugar de construcción de conocimiento, se reafirma cada vez que esa extraordinaria ecuación se precipita.
El arquitecto Roberto Fernandez dice, casi provocativamente: "solo con 12 simulaciones un estudiante se recibe de arquitecto" lo cual es una realidad que incluye a las demás carreras de diseño, pero...lo proyectual, el proyecto, es asumido con una carga vivencial cuyo germen se  inocula en todos los que trajinan estos benditos talleres de la Fadu  
Hay una intuición racionalizada que se manifiesta a través de ciertos aprendizajes que, insisto, no dejan de sorprender. Si logramos cierta conciencia sobre los procesos y metaprocesos que vamos desplegando casi sin darnos cuenta, el aprendizaje se encarnará como un nuevo órgano.

El desarrollo de una forma, su análisis, la determinación de algunos de sus puntos relevantes, su representación y el desvelamiento de sus estructuras formales, son acciones que operan sobre su conformación y prospección. Este enunciado de consistente complejidad, va siendo naturalizado por cada uno de ustedes como una acción orgánica.

Es notable la aparición de la estructura formal de cada objeto en el pasaje a la maqueta de los puntos flotantes, con sus rayos de proyección horizontal materializados. La elección de los triángulos insinúa con absoluta claridad, en algunos casos, la forma que sostiene a la forma.

Si ésto no es apropiarse del objeto, como se llamará?







































































































































Estamos transitando un curso inicial con incipientes nociones de formas, registros y pensamientos, queda claro que lo que traen en sus humanidades, queridos estudiantes, se conjuga con una fluidez elocuente.

Abrazo a todos 

Gustavo Barbosa
fotos: Jade B.Ribeiro

domingo, 13 de abril de 2014

lo escrito lo dicho























Asistimos a un sorprendente reverdecer de la escritura; en muy pocos años las palabras 
escritas han desplazado a la oralidad como vehículo en la cotidianidad.
Intentaré explicar mi punto de vista en esta observación.

La telefonía como medio ha mutado en una espiral de consecuencias sociales impredecibles;
desde los personajes de la serie "Lassie" que diariamente hablaban con un incómodo aparato fijado a la pared en una posición exageradamente alta y mantenían efímeros diálogos con la operadora del pueblo como nexo esencial, hasta el teléfono móvil de última generación (última hasta los últimos 5 minutos al menos...) la palabra dicha circula a través de un cable o de ondas hercianas y ha vinculado a hombres y mujeres relativizando el concepto de la distancia.
Sin embargo, los teléfonos celulares han devenido en máquinas de escribir y la palabra escrita va sustituyendo a los decires. Tanto como en las redes sociales, los textos invaden nuestra soledad y nos ejercitan en leer y releer.
Por supuesto este fenómeno no necesariamente acrecienta la calidad de lo expresado,
pero deja secuelas, paradojicamente, escritas.
La carta como género, ha caído en desuso; el tweet, o el sms son un sustituto de dudosa consistencia y el diálogo como ejercicio, se relega inexorablemente.

Cuales son los equivalentes de estas consideraciones en nuestro mundo proyectual?

El dibujo, la representación, son el equivalente a la palabra en nuestro discurso de proyecto.
La parte constituyente del diálogo con nosotros mismos y con los demás.

Un dibujo es equivalente a la palabra dicha o a la palabra escrita?
Construir un dibujo es un proceso similar a construir un diálogo?
Estaremos en las fronteras de otras formas de decir gráficamente?

No tengo respuestas, solo la, creo, sana inquietud de la pregunta.

Abrazo colectivo 
Gustavo Barbosa




domingo, 6 de abril de 2014

sus tentables












Hoy nos invade un supuesto espíritu de sustentabilidad, todo emprendimiento que se precie
de pro, debe ser sustentable. Objetos, edificios, indumentos, todo.
Y todo tiene un sospechoso tufillo palermitano, un letal virus que invade nuestra vapuleada 
humanidad.

Que significa ser sustentable?
Que acciones involucra?

Hemos crecido con objetos sustentables con gracia y naturalidad.
Hemos convivido con heladeras eternas, casas "chorizo" de soberbia tecnología, automóviles indestructibles, un concepto de elementos de amable confiabilidad.
Sospecho del marketing de la sustentabilidad, sospecho con clara intransigencia,
porque el problema es que cada uno de nosotros recupere una forma de vida más sutil 
y más austera sin tener que comprar recetas de dudosa calaña. 
Desde nuestra vida cotidiana podemos hacer sustentable nuestro territorio, pensando que hacemos con nuestra basura, con nuestros objetos y con nosotros mismos, sin necesidad de
que cocacola nos enseñe como comprar instrucciones del mundo feliz marketineado.

Abrazo a todos
Gustavo Barbosa